viernes

No direction


3.34 de la mañana. Yo custodiada por la madrugada. Yo y yo misma hablando de la nada. Como tercer acompañante está mi sombra siguiendo mis pasos. Calles vacías y un cielo estrellado. Si mirase por el horizonte, tal vez avistaría a un sol indeciso por salir. Pero no miro al horizonte, alzo la vista. Ella  vestida de gala me observa desde las alturas con sus damas de honor. Pequeñas y brillantes. Ella con su seductora luz, la Luna, siempre tan correcta ella. Ellas tan potentes, siempre guardando secretos y regalando deseos, las Estrellas. De banda sonora tengo las olas del mar a 5 metros de mí, y los latidos de tu corazón en la memoria. Cualquiera diría que el paisaje ahora es mismo podría llegar a ser muy triste. Una chica sola y desamparada vagando sin dirección. Pero lo que cualquiera no sabe es que no estoy sola. En mi paseo nocturno estamos yo, yo misma, y tu imagen en mi cabeza. El paseo llegará a su fin cuando el Sol se decida a robarle el trono a la Luna. Comenzó el amanecer. Y otra vez te vas. Estrellas fugaces intentaron regalarme sueños un día que yo no acepté. Esta vez regálame tu mirada, que tu sonrisa la tengo ya muy gastada.

                                                   Mírame y no sonrías.


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