Hoy me apetece hacer poco más que nada.
De esos días en los que las nubes son una tentación constante que te consume, y el sol finge no estar y se esconde. En los que el mundo se te antoja un lugar poco cariñoso si estás con la compañía inadecuada y solo encuentras mimos en tu burbuja de soledad.
Pero hoy soledad no me parece mimosa,
y mi tiempo prefiere disfrutar de las notas melódicas del mar. Hace mucho que no tienen una conversación decente.
Y mientras mi tiempo y el mar conversan, mis labios callan y mis oídos escuchan, mis ojos se inundaran del azul del cielo y flotaran y bucearan entre las nubes.
Ah, que contradictorio todo, ¿no es cierto?