Esperaremos.
Pacientemente esperaremos.
Sentados en la plaza, viendo la gente correr cubriéndose con periódicos. Tomándonos un café despreocupadamente, observando el triste y suave panorama, esperaremos.
Nuestro momento llegará.
Y mientras tanto, seguiremos viendo el tiempo danzar tranquilamente a su aire, con vientos de tormenta. Sin prisas miraremos la lluvia caer.
Y en el momento preciso, se irá. Dejará de llover, las nubes se irán, y tú y yo emprenderemos de nuevo, nuestro camino sin rumbo.
Y nunca mejor dicho.