miércoles

Me descubrí con El vendedor de sueños entre mis manos a la sombra de aquel árbol. Había vuelto a quedarme dormida. Y había vuelto a soñar con el chico que tiene miedo a volar. El cielo empezaba a cubrirse entre grises y blancos de las nubes de algodón, pero el sol era un caprichoso y ese día quería brillar. Le daba igual las nubes que se plantasen delante de él, ese día él iba a brillar. Empezaron a caer gotas de las nubes ofuscadas por el sol. Ellas ese día querían que la tierra estuviese mojada y como querían que la tierra se refrescara, lo iban a hacer. El vendedor de sueños estaba abierto por la mitad y el viento empezó a mover sus hojas a la vez que las de los árboles. Dejé a un lado descansar El vendedor de sueños y me abracé a mis rodillas, dejando que mis ojos captasen toda la vida, la paz, la calma, esa energía que volaba en el ambiente, en ese campo tan verde con flores tan amarillas y tan rojas. Deje que mis ojos cogiesen todo ese azul intenso del que se había vestido el cielo, con esas nubes que lo decoraban blancas y grises. Y el viento volvió a hacer acto de presencia, y las flores empezaron a conversar con él. Me perdí en el espectáculo.

Entonces El vendedor de sueños se volvió a mover a mi lado, y volvió a aparecer en mi cabeza el chico que tiene miedo a volar. Siempre le tuvo miedo a la sensación de no sentir el suelo bajo sus pies, decía que aquello no era algo normal. Siempre le tuvo miedo a dejar su cabeza en blanco. Siempre tuvo miedo a dejar de planear. Nunca quiso que los sentidos pudiesen con la razón. Él nunca dejó que el corazón tomase las riendas un día en su vida. Él nunca quiso volar. Pero en mi sueño sí. En mi sueño sus demonios se iban, y él sonreía. En mi sueño el se levantaba, saltaba y visitaba las nubes.

En mi sueño él fábrica su propia burbuja de jabón, se metía en ella y reía. Y no pensaba, y no planeaba, y volaba, y sonreía, y sentía. Y vivía. En mi sueño me cogía de la mano y me hacia ver el mundo. Ese día, mientras las nubes y el sol discutían sus diferentes opiniones en el cielo, mientras la tierra se limitaba a contemplarlos desde abajo, mientras el viento contaba anécdotas que las flores reían, mientras El vendedor de sueños seguía haciendo de las suyas a mi lado, yo disfrutaba de la sombra de aquel árbol y sonreía al pensar en mi sueño y en el chico que tiene miedo a volar.

Hoy he recordado que no fue un sueño. Aquello no fue más que un recuerdo de una realidad no muy lejana que aparenta serlo. Mi pobre chico que tiene miedo a volar, explotaron tu burbuja y ya no eres capaz de fabricar más. Mi pobre chico que tiene miedo a volar, ya no eres capaz de soñar. Mi pobre chico que tiene miedo a volar, te escondiste en tu pompero y ya no quieres salir. Mi pobre chico que tiene miedo a volar ¿qué han hecho contigo? Te han vuelto normal.

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