Guardaré los retales de tu sonrisa para los malos tiempos.
Tú guárdate la luz de este corazón, tal vez se apague.
Las cosas cambian, la luz también.
Tantas veces muerta y revivida. Ahora no sabría decirte si estoy
viva o no. Siento que he muerto, tal vez ahora esté renaciendo.
O quizá simplemente me he quedado dormida en tu sofá mientras tú te bebes
un vaso de agua en la cocina.
Estábamos hablando y no recuerdo que fue lo último que dijiste.
Oye, ¿por qué no me despiertas? Mi cabeza es caprichosa y dormida funciona
de manera extraña. Sabes que a veces no me gusta y me asusta.
Despiértame.