Yo sigo
buscando-me,-te,-lo,-la. Yo sigo buscando sin saber que busco. Y sin saber que
busco sigo sin encontrar. Investigo rincones, busco en las miradas y en las sonrisas.
En los nombres, en los bosques, en las playas, en las cuevas escondidas de
miradas indiscretas. Pero no encuentro. Antes el viento me daba pistas, ahora
ya ni eso. ¿O será que yo perdí mi conexión con él? Antes el mar también me
daba pistas, ahora me zarandea de aquí para allá. ¿Me estará poniendo a prueba?
Ni en el cielo ya encuentro pistas. Las huellas de mí búsqueda se las llevo la
lluvia.
Sin embargo
el cielo me sigue ofreciendo lo que nunca me niega, compasión y compañía
silenciosa. En las nubes encuentro abrazos vaporosos, y los días que me siento
congelada de corazón el Sol me regala algo de su calidez; en las noches
solitarias y vacías, la Luna sabe cómo sacarle provecho a mi melancólica
tristeza. Pero no encuentro eso que busco.
Ese pedacito de mí que perdí en
algún momento,
¿lo llegué a tener alguna vez?