lunes

Confesiones de una persona intoxicada

¿Qué quieres que te diga? Ahora mismo podría decir que estoy muerta.

Ya sabes, el royo ese que dicen de que estoy intoxicada… Es cierto, ¿sabes?

No. No me mires con esa cara. Lo sabías desde hace bastante.

Nunca fue normal que una chica de tan sólo 16 años viviera con tanta amargura.

No, ya lo sé. Siempre dices lo mismo, culpa de los demás. En parte supongo que sí, pero sabes que algo en mi nunca ha funcionado bien. Siempre estaba teñida de un aura de melancolía, daba igual el día que fuese, ese vestido me acompañaba siempre.

¡Vamos, no llores! ¡No es tu culpa!

Siempre tuve problemas con el mundo. Tarde o temprano llegaría este día.

Ya sé que a ti te da igual lo que el mundo diga, pero hay que reconocer que es cierto.

Estoy podrida, por mucho que tú no quieras verlo.

Estoy podrida, y vacía. Hace mucho que deje de sentir, ya ves. No puedo.

¿Qué ves en mis ojos? Lo sabía. ¿A que no ves nada? No, no es que tu no sepas ver, es que no hay nada que ver. No ves nada por que no hay nada.

No hay emociones en mí. Bueno, en realidad sí.

¡Venga ya! ¡No pongas esa cara! Todo lo que te digo es cierto.

En mí las únicas emociones que encontraras serán tristeza y amargura, es posible que algo de dolor. Pero no creo que encuentres más. No, no mientas. No hay más.

Ya te lo he dicho, estoy intoxicada, podrida, casi muerta. ¿Por qué no quieres verlo?

No me he rendido, estoy diciendo lo que soy. Deberías hacer lo mismo tú, ¿no crees?

No me preguntes por que soy así, sabes que no lo sé. ¿Hay alguien que sepa por que una niña de 16 años ha perdido toda ilusión y esperanza por la vida? No lo creo, y menos en mi caso.

Bah, déjame en paz. Estoy cansada de tantas palabras vacías llenas de un calor artificial que no calienta. ¿Qué pasa? Es cierto.

No haces más que decir lo mismo una y otra y otra y otra vez. ¡Entérate ya!

¡Las cosas no se van a arreglar! ¡No para mí! ¡No hay nadie que me pueda ayudar, y esta nube no va a desaparecer. Y las palabras no van a derretir el frío que hay en mi! ¡Ni las promesas rotas, ni los engaños ni las mentiras!





Sus ojos vidriosos se volvieron hacia mí. Ojos vacíos, que miraban vacíos; ojos perdidos, que buscaban algo desaparecido para siempre. Me di cuenta de que era su humanidad.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...