martes

Encadenada. Privada de cualquier tipo de libertad. Sintiéndome como a cada momento me voy muriendo poco a poco, pasando de ser percibida por el mundo entero. Me estoy pudriendo. ¿No lo notas? Claro, ¿Qué vas a notar tú? Tú, que solo sientes tu dolor. Tú, que sólo sientes tu alegría. Tú, que sólo te ves a ti. Incapaz de sentir mi dolor. Tu puto egocentrismo no te deja ver que me estoy muriendo delante de ti. Dices que puedo contar contigo. Dices que me escuchas. Dices que me ayudarás. Dices que no estoy sola. Dices, dices muchas cosas y ninguna es cierta. Todas las veces que te he necesitado ¿tú donde has estado? Y esta vez volverá a pasar lo mismo. Lloro como una estúpida en la soledad de mi habitación. Querer hablar, ¿con quien? ¿Contigo? ¿Para que? No me escucharas. Y si lo haces no dirás nada. No sabrás ayudarme por que no te atañe. No podrás hacerlo por que eres incapaz de hacer algo que no sea beneficioso para ti.

Y cuando todo haya pasado me volverás a decir que cuente contigo la próxima vez. Y te creerás tus palabras. Y yo, tristemente también las creeré. Y la próxima vez que me vuelve a hundir, te volveré a esperar como una idiota. Ilusionada de que me escucharas, me entenderás y me ayudaras. Y me volverás a fallar. Como siempre haces.

Y de nuevo, me volveré a sentir como ahora. Sola, triste y hundida. Y quien controla mis cadenas me las apretara aun mas, acentuando la sensación de asfixia que me tiene presa. Y de nuevo me faltara el aire. Y querré gritar y no podré. Y llorare, en silencio llorare. Como ahora. Y mi collar me ahogara un poco más. Pero no lo suficiente para matarme. Y me arrastrare como siempre. Como el puto muñeco de trapo sucio y roto que nadie quiere, que soy. Y tú, no te darás cuenta de nada, como siempre.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...