sábado

Avanzamos. Cambiamos. Y nos quedamos en el mismo sitio. Le temes a la lluvia. Al agua que bebes cada despertar. Te da miedo pisar tierra porque te ensucias. Pero te importa un carajo sentarte en una silla plástica en tu oficina perfecta. Le temes a tus sueños. Pero adoras ver la televisión y que te laven el cerebro. Te horroriza el mendigo que está en la esquina de tu edificio. Pero adoras ver tu cartera llena de papel y metal.


Pero dices que te dan asco los políticos, y que hay mucha injusticia en el mundo. Y te indignas al ver los documentales en tu cómodo sofá de cuero negro. Por que pobre gente, que mal lo está pasando. No tienen casas por esa horrible inundación. Y le das un sorbo a tu vaso con whisky. Y dices que los bancos son despreciables, pero te encanta visitarles de vez en cuando y que te digan que tu cuenta está de puta madre y que tus ingresos han aumentado. Y ese mendigo, que asco que te da. Que mueva su culo y trabaje. Pero tú no le das un euro de tu billetera de piel recién comprada y olvidas que es Persona, como tú.
Te irrita encender la televisión y sólo ver programas de cotilleos y banalidades varias. Pero te plantas frente a tu televisor de pantalla plana a ver el telediario.


Detente por un instante, mi pobre cabeza hueca perdida en este mundo. Detente. Párate y mira, piensa y siente. Te aburre toda esa gente que te rodea...Te molesta. Pero resulta que tú eres igual que ellos. Que no ve el juego, por que está en el mismismo centro. Olvidas lo que es persona por cuatro billetes pintados. Abandonas tus sueños para escuchar el guión de alguien que se vendió por más billetes que los que tu cartera guarda. Piensas que los mendigos son la escoria de la sociedad, por que no viste el momento en el que la sociedad le dio la patada, le señaló y dijo: "ya no nos sirves."
Paseas sobre tierra que ha sido sepultada por asfalto, dentro de tu ferrari, y ni por un instante te planteas lo que  es caminar sobre hierba con los pies desnudos.

Tu corazón fue encadenado, y tu razón domesticada. Y ahora tu eres la mascota de tu jefe, y te guías por el que dirán, y bailas al compás de la sociedad. Y no eres consciente de nada. Sigues pensando que eres superior al resto, cuando posiblemente, seas uno de los inferiores. Piensas que tu coeficiente intelectual está por encima de aquel mendigo de la esquina, y que estás increíblemente más avanzado que él. Cuando la realidad mi amor, es que posiblemente él avance a pasos más agigantados que los tuyos.
Te da miedo la lluvia. Te da miedo el agua. Corres y te escondes en tu ferrari para correr a tu apartamento y esconderte entre las sabanas de seda de tu cama... Y mi cielo, no entiendes que de lo que huyes es de agua. De agua. Agua que bebes, agua que te limpia. Agua que te da la vida. Agua que compras en el supermercado. Agua que lloras.
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