Aspiro a embarcarme en un viaje a la evasión. Aspiro a deshacerme de tu recuerdo, de tus engaños y tus mentiras. Aspiro a librarme de los suspiros que me arrancabas, a olvidarme del roce de tu piel. Aspiro a liberarme del embrujo de tus miradas y tu sonrisa.
Este viaje tan solo es para una persona. Este viaje tan solo es de una dirección. Tu rostro se salpica de dolor y confusión. Y yo le doy un pequeño sorbo a mi café. Tus labios se entreabren y tus ojos buscan los míos. Pero mi mirada anda perdida tras tu espalda y le doy una dulce calada a mi cigarrillo.
Busco perderme en nuevos caminos. Alargas tu mano hacia la mía, pero mi mano busca la taza de café. Y a ti eso te duele.
Siéndote sincera te confieso que el dolor de tu rostro no alcanza mi corazón. Y termino mi café y anuncian mi tren. El cigarrillo se consume entre mis dedos, observas como se deshace en humo y termina en cenizas. ¿No te recuerda a los últimos días de nuestra historia? Abandono el cigarrillo en el cenicero. Y desde el andén me observar iniciar el viaje del que tú no formas partes.
El ronroneo del tren comienza, y mientras mi mirada se pierde en el paisaje, tu recuerdo queda atrás junto con ese café y ese cigarrillo.
Y aunque volviera a ver las luces de tu voz no volvería atrás. |