miércoles

Love hurts

Se despierta sobresaltado, con el corazón en un puño, con gotas de sudor frío escurriendo por su espalda, y bebiendo sorbos grandes de aire. La penumbra de la habitación le asusta y le calma. Se gira esperando volver a ver sus ojos. Espera encontrarse con sus caricias. Reza por que su sonrisa le hable, y sus besos le acaricien el alma... Pero no está. Ella no está. Esta noche tampoco. Se da la vuelta violentamente para encontrarse con una habitación escasamente amueblada, con una mesa llena de colillas y fotografías, escondida en el fondo de la habitación. Y junto a su cama, en una pequeña mesita, una lámpara rota, una botella a punto de caer de Jack Daniels, y un cigarrillo consumido en cenizas que se deshace en humo en el cenicero lleno. Se sienta. Pesadas, grandes y amargas, resbalan por sus mejillas, cargadas de rabia y añoranza, lágrimas que termina perdiéndose en las sabanas.
Sus parpados se cierran pesadamente y la escena se repite otra vez, atravesando su pecho. Vuelve a ver con total nitidez aquella cocina bañada en rayos de sol. Vuelve a verla ella sonriendo, y hasta puede sentir su olor a frutas que desprende su pelo. Y entonces, de repente, baja su vista y descubre su camisa salpicada de sangre, y sus nudillos adoloridos. Y entonces, ve el miedo reflejado en sus ojos.
Y sus ojos se abren y vuelve a encontrarse en aquella habitación en la que el aire se le antoja pesado y espeso. Sus pies tocan el frío suelo  y su vista enfoca aquel trozo de papel pegado en la pared, que le golpea cada vez que se despierta. Ve aquella orden de alejamiento que le prohíbe acercarse a ella. Y entonces, la ira empieza a invadirle de nuevo. No puede acercarse a ella. Y no lo entiende. Ella es su mujer. Ella le pertenece. Sólo hizo lo que debía hacer. Nadie lo entiende. Nadie le entiende. Y se desespera. Y estira su brazo y agarra esa botella que tanto le pertenece. Y su vista se clava y atraviesa aquel papel pegado en la pared. Y el líquido le quema la garganta, y le lame las heridas del alma. No pueden prohibirle verla, no pueden prohibirle acercarse a ella por que… ¡Es suya! ¡Es su mujer! ¿Quién se creen que son? Y ella… Él que tanto la quiso y así se lo paga… Y se enfurece más.
Entonces empieza a culparla de su desgracia. Él que lo tenía todo… y mira a su alrededor y no ve nada. Y es su culpa, de nadie más que de ella.Y se las pagará. 
Se abandona a otro trago de Jack Daniels, y después de cuatro tragos lanza la botella contra la pared y  llora. Por que toda la rabia se ha ido y ha dejado paso a la tristeza. Y a ese vacío que ella dejo cuando se marchó. Porque el quiere sus caricias y sus palabras de amor, y no las encuentra. Y quiere verla y no puede.
Y cierra sus ojos, se abandona al sueño… Y en sus sueños recibe y siente cada golpe que él le dio como muestra de su amor.


 
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