martes

Cartas a tu ausencia


Tengo que confesarte que me está volviendo costar sonreír. Aunque he mejorado mi táctica, apenas se nota la diferencia. O tal vez… mejor dicho, yo apenas noto la diferencia. Los demás no dicen nada, por tanto creo que son ambas cosas. Bueno, lo cierto es que lo que yo quería contarte no tiene nada que ver con la ausencia de ganas de sonreír que ando arrastrando estos días. O estos meses, no lo tengo muy claro cuando se fueron. Ahora me planteo si alguna vez volvieron esas ganas.
Pero no… lo que yo quería decirte no tiene que ver con mis sonrisas.
Hoy mi cabeza ha estado pensado. Incluso más de lo que debería. Se ha ido muy atrás en el tiempo, más de lo que debería haber ido.
La espera se me hace jodidamente larga, dura y pesada. Y estoy asustada, ¿sabes? No espero que aparezcas ahora, justo ahora. No sueles aparecer a mis llamadas. Apareces cuando menos lo espero, lo que no es lo mismo a cuando mas te necesito.
Curiosamente tienes esa habilidad de desaparecer en la inmensidad del mundo cuando más te llamo.
Estos días, tengo que confesarte que he flaqueado mucho. Tengo que confesarte que mi alma está angustiada y mi cabeza agitada. De pronto las cosas vuelven a parecer turbias, y yo me estoy volviendo a perder. Tengo que confesarte que cada noche me acuesto con más inseguridades de las que, de pronto, mi ser parece poder soportar. Tengo esa sensación de que tal vez antes era más fuerte. No lo sé, ¿me he vuelto más débil o la vida me da las hostias con ganas renovadas?
Puede que tal vez, sin darme cuenta, me haya lanzado al bando perdedor con todas mis ganas. 
Me siento un poco perdida y débil.


De todas formas, y por si las moscas, yo me siento en la acera con un café helado a ver la vida pasar. Tal vez una tarde de estas aparezcas, cuando el sol se esté despidiendo o en un día de tormenta, cuando las nubes se asusten ante esta locura de humanidad y lloren. 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...